Hubo un tiempo en que los matrimonios sufrían el "síndrome del nido vacío" después de que sus hijos crecidos dejaban la casa. El proceso ha empezado a esfumarse. Las parejas actuales padecen un efecto totalmente contrario: el "síndrome del nido lleno".
"Es algo que afecta cada vez más a las familias. Hay toda una generación de jóvenes que no estudian ni trabajan. No es sólo una cuestión social, también tiene que ver la presencia de padres cada vez más sobreprotectores", explicó la psicóloga Patricia Chehuán. Detalló que antes el mandato social indicaba que la mujer debía casarse hasta los 23 años y el hombre debía salir a trabajar a partir de los 18 o 21. "Ahora, a esa edad se vive una adolescencia tardía. El mandato social de los padres es: 'hacé lo que quieras, nosotros te respaldamos'. El problema es que hay un punto en el que los chicos tienen que hacerse cargo del rumbo de sus vidas", señaló. También es cierto, según Chehuán, que aunque muchos padres aseguren que están hartos de tener a los hijos grandes en casa, de alguna manera no quieren que se vayan. La fórmula es clara: si los hijos no crecen ellos tampoco envejecen.